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Crecer con la Memoria

Lázaro y Jorge producen en tierras propias

Por Lourdes Rey Veitia

 Fotos Martha Mariño

 

Lázaro Suárez y Jorge Gómez tienen historias parecidas, ambos, a partir de la materialización de la Ley -conocida como 259- que se refiere a la entrega de tierras ociosas en usufructo, lograron tener las suyas propias. Los dos trabajaban en la finca de sus antecesores, en la Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) Orlando Hernández, de la empresa de cultivos varios Valle del Yabú, de Santa Clara.

Recuerdan que hace a penas un año atrás -la tierra que hoy se ve sembrada y donde pasta el ganado- era un monte de aroma con tallos que parecían arbustos. Confiesan  que desbrozaron el  marabú a machete  limpio, después sanearon toda la tierra, luego la sembraron.

Lázaro: productor diversificado

“Con esta ley se cumplió el sueño de extenderse, añorado por mi padre y abuelo. Era un crimen ver cómo se llenaba de marabú el lindero “, dice Lázaro quien en los años noventa fue obrero en Planta Mecánica y que en diciembre pasado recibió seis hectáreas de tierra que colindaban con las de su familia las que estuvieron inactivas durante casi una década.

En su ampliada finca ha sembrado fruta bomba -con todo el paquete tecnológico que lleva esta variedad frutal-, tomate, col, malanga y boniato. Al terminar el año entregará más de 3 mil quintales de cultivos varios, eso significa que por cada hectárea de tierra ha logrado obtener -en esta primera explotación- alrededor de  dos toneladas de alimentos, lo que indica que en el futuro su productividad puede incrementarse mucho más.

“Cuando me otorgaron las áreas nuevas me dije: ’Lázaro esto está duro’,  eran aroma nada mas, pero se le dio el frente y después a sembrar”.

“Ahora estoy pensando que para la malanga del año próximo  tengo que rotar el suelo, esa es la magia de este cultivo. Esta vez me dio entre 3 y 14 guaguies por semilla, escogí la mejor variedad, el resultado ha sido  más de 200 quintales”.

“Dentro de unas semanas las coles estarán listas, se han dado sanas y el repollo está en óptimas condiciones. El boniato fue de primera, el tomate viene excelente; para no hablar de la fruta bomba que está que es un sueño”.

“ Antes -en las dos hectáreas que poseía la familia- solo podía sembrar algunas hortalizas y algo para el autoconsumo, ahora  he diversificado los productos, ya siembro cualquier variedad”, dijo con orgullo.

Jorge: vaquero con tierra

Jorge Gómez es vaqueo de nacimiento, a pesar de que nunca había tenido ni sus tierras ni sus vacas.  ·

“Desde que soy propietario hace casi un año -porque yo atendía el terrenito de mi padre que tiene más de ochenta años – aporto 40 litros de leche más diariamente.

 “Con las nuevas tierras garantizo alimento fresco para el ganado,  tengo preparadas el 80% de las que me entregaron. Estaban perdidas, empecé por lo más duro, sin  descuidar el ganado”, aclara quien está curtido por el sol y el ordeño en la madrugada.

En total Jorge atiende 13 hectáreas de tierras, 10 terneros con el fin de obtener carne, un toro, más las 14 vacas. Ahora  al ampliarse  en más de  siete hectáreas -entre él y su padre- producen 80 litros de leche que van directo a las bodegas.

“Siete vacas son mías, las otras de papá, aunque yo las cuido a todas con esmero. Es un trabajo difícil, hay que  ordeñar muy temprano, luego llevarlas a pastar en el mejor lugar, prepararle el pienso para que sean buenas lecheras y luego custodiarlas,  el temor del hurto es nuestro mayor problema, aunque nos ayudamos entre todos los campesinos de la zona para mantener la vigilancia”, acentúa.

Ayda -su esposa- le colabora en el acarreo de la leche para que pueda cuidar los animales y los pastos. También juntos se han dedicado a la cría de ganado menor y poseen un rebaño  que supera los 60 carneros.

Fermín González, el  presidente de la CCS a la que pertenecen Lázaro y Jorge, asegura que con la entrega de tierras ociosas se ha incrementado la producción de la cooperativa en un 60 %. Así mismo Ihosvani Martín Peña, delegado de la agricultura en el municipio, explicó que actualmente se han entregado en Santa Clara 3 mil 500 hectáreas de tierras, mil 853 están dedicadas a cultivos varios y precisó “la mayoría de los nuevos productores van teniendo resultados satisfactorios, no obstante necesitan capacitación, adquirir algunos instrumentos de trabajos  para cultivar,  fundamentalmente la yunta de bueyes y se hace también un esfuerzo para que siembren las mejores semillas.

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