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Crecer con la Memoria

Huelga de abril de 1958:Una página imborrable

 

 Lourdes Rey y Felipa Suarez

Aparentemente la ciudad de Sagua la Grande amaneció en calma el 9 de abril de 1958, aunque los más viejos cuentan que el río que la atraviesa tenía un rumor diferente y alrededor de la fundición se respiraba un cierto olor a pólvora.

Para sorpresa de muchos, a las 11 de la mañana el estallido de una bomba paralizó la urbe y, como en toda Cuba, a partir de ese momento se inició una huelga general  revolucionaria que en la Villa del Undoso adquirió matices sorprendentes.

Como “una página imborrable de heroísmo” caracterizó el Comandante en Jefe Fidel Castro los sucesos acaecidos en ese territorio de la entonces provincia de Las Villas, y narró: “(…) llegaban a nosotros los informes sobre las acciones en todo el país y en especial en la ciudad de Sagua; y resultaba realmente extraordinario cómo un número tan reducido de hombres, apoyados por el pueblo, habían podido mantener bajo control durante 24 horas una ciudad del tamaño y de la importancia de Sagua la Grande.” 

Según el antropólogo Raúl Villavicencio, historiador de la ciudad, en ese momento la región sagüera era una de las más industrializadas de la provincia, lo cual generó en ella un importante movimiento huelguístico desde el nacimiento mismo de la seudo república. En su historial acumulaba, además, una participación activa de su proletariado en las celebraciones por el Primero de Mayo, y una amplia actividad sindical impulsada por la presencia de Jesús Menéndez en la zona.

En Sagua la Grande, la huelga del 9 de abril de 1958 fue dirigida por Humberto González, capitán Samuel, y contempló  un grupo de acciones bien organizadas y estrechamente sincronizadas: combate en la fundición, incendio del aserrío, retención de la salida del tren hacia Isabela, paralización de la producción en los centrales azucareros, quema de cañaverales, cierre de los comercios… en los cuales el apoyo popular y participación de la clase obrera fueron decisivos.

El desenlace final se produjo en el intrincado Monte Lucas, donde los combatientes trataron de protegerse, pero la aviación del régimen se encargo de aniquilarlos.

Recuerdos de un día heroico…  

Conmovido por los recuerdos, Ernesto Rodríguez López, Cachirulo, quien perteneció al Frente Obrero Nacional (FON), narró la participación del líder sindical Antonio Finalet en las acciones: “Cuando estalló la huelga se unió a los combatientes, luego se presentó en su trabajo, a pesar de que muchos compañeros le aconsejaron no hacerlo. Poco después apareció muerto, con evidentes muestras de las torturas a que fue sometido”, dijo con la voz entrecortada y visiblemente emocionado a pesar de los 55 años transcurridos.

En los enfrentamientos murieron un estudiante y varios trabajadores de diversos sectores, todos jóvenes. Y también un desconocido.

“Algunos días antes de los sucesos ese hombre, con un saco, estuvo durmiendo frente a la escuela Sagrado Corazón, donde los huelguistas establecieron su estado mayor. Al iniciarse las acciones se presentó allí para participar y del jolongo sacó un revolver”, comentó el historiador.

A pesar de las indagaciones realizadas, su procedencia e identidad aún se ignoran. En el museo municipal se exponen los casquillos de las balas de su arma, que quedaron dentro de sus zapatos como muestra de su arrojo. 

Al evocar la epopeya, María Garrido la revive. A veces cree llamarse Ismary,  seudónimo que usó en la clandestinidad, por el que casi todo el pueblo la reconoce. Maestra de profesión, confiesa que siempre, al hablar del tema  con sus alumnos se le saltaban las lágrimas. Fue una de las tres mujeres huelguistas.

“Estuvieron también Aida Sosa y Teresa Vila. Recaudamos alimentos para los combatientes, creamos un botiquín para curar a los heridos. Lo que más recuerdo fue la acción de Teresa: subió la torre de la iglesia, llevaba una bandera cubana en el cuello y allí la izó”, rememora mientras sus ojos verdes se humedecen sin poder contener un suspiro.

La historia recoge que el estandarte estuvo más de 15 días ondeando en lo más alto de Sagua la Grande, pues las fuerzas de la tiranía no se atrevían a retirarlo. Era,  sin dudas, el símbolo de la libertad que estaba por llegar.

Causas del fracaso

Tanto en Sagua la Grande como en el resto del país, el fracaso del empeño huelguístico del 9 de abril de 1958 obedeció a causas ajenas al pueblo y al Movimiento Revolucionario 26 de Julio (MR-26-7), organización responsabilizada con su realización.

Como consecuencia de las acciones de esa fecha, más de un centenar de combatientes cayeron víctimas de la  represión desatada por el régimen, entre ellos Marcelo Salado, dirigente de acción del (MR-26-7),en La Habana.

De acuerdo con un testimonio publicado por el comandante Faustino Pérez, el revés sufrido se debió a la conjugación de diversos factores:  la no ejecución de acciones previas cuya culminación fuera el paro; la no revelación de la fecha a los cuadros encargados de garantizarlo para que la convocatoria llegara con tiempo a todos los sectores,  con vistas a evitar que el régimen adoptara medidas dirigidas a  frustrarlo; la escasa intensidad del sabotaje eléctrico y de las plantas de radio, hecho que impidió la supresión total de ambos servicios, y la actitud un poco cerrada que se mantuvo frente a la posibilidad de coordinación o colaboración por parte de otros factores.

Las causas del fracaso fueron analizadas en Altos de Mompié, en la Sierra Maestra, el 3 de mayo, en reunión donde la Dirección Nacional del MR-26-7 adoptó importantes acuerdos que garantizaron el acertado rumbo de la lucha.

Aquellos hechos según Fidel “no solo constituyeron un ejemplo extraordinario de heroísmo, constituyeron también un ejemplo de cómo un pueblo revolucionario es capaz de recuperarse de cualquier revés”.


Entre los sucesos más significativos de la huelga, figuran:

-  asaltos a las emisoras nacionales para llamar a la huelga general revolucionaria.

En La Habana: asalto a la armería de La Habana Vieja; voladura de registros de electricidad; paros y sabotajes en varias terminales del transporte, quema de gasolineras y  vehículos; interrupción del tránsito de entrada y salida de la ciudad; sabotajes, acciones y paros en Guanabacoa, Cotorro, Madruga.

En Matanzas: asalto a la emisora provincial, dirigido por Enrique Hart, y el descarrilamiento de trenes en Jovellanos.

En Las Villas: ataque al cuartel de Quemado de Güines;  interrupción de la Carretera Central en Manacas; acciones del Condado, en Santa Clara; paralización y el dominio absoluto de Sagua la Grande.

En Camagüey: asalto y sabotaje a la planta eléctrica de Vicente, en Ciego de Ávila, y acciones diversas en la capital provincial.

Oriente: la paralización prácticamente completa de toda la provincia por la acción combinada de las fuerzas guerrilleras y de la clandestinidad, incluido el ataque al cuartel de Boniato por las milicias de Santiago de Cuba dirigidas por René Ramos Latour, Daniel.

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