Roble de victoria

Santa Clara sabe de Fidel desde antes del Moncada, en esta parte de Cuba el Comandante en Jefe ha compulsado grandes obra.
Por Lourdes Rey Veitia
Pido permiso a la confidencia entrañable de estas décadas de Revolución para hablar de usted, cuando sabemos que esquiva todo elogio, pero haberlo visto entre proyectos y programas hacen que brote el agradecimiento infinito por lo que ha emprendido y este es el día para demostrarle, una vez más, el cariño de siempre, ese sentimiento que ha hecho grande el encuentro con el pueblo al que ha consagrado sus días.
Sabemos tanto de usted que a veces creemos que quedan pocos secretos para usted mismo porque usted nos colma con esa mirada suya que nunca abandona la belleza y que se derrama en quien más lo necesita.
Santa Clara le sabe desde antes del Moncada. Aun esta viva dentro de aquella sala la voz firme del joven abogado que defendía la causa 543 en el tribunal de urgencia de Las Villas. Se ensayaba en esta ciudad la autodefensa que años después le consagraría para la historia. Luego se le vio llegar inmenso, con la legendaria y negra barba, camino a la gloria y a la victoria. Desde ese entonces siempre ha vuelto para compulsar grandes obra y reconocer esfuerzos.
Se le ha visto entre lluvias, al paso de ciclones, crecidas de ríos, accidentes, en centros de trabajo, potenciando ciencias, abriendo espacios: Haciendo realidad sus sueños.
Por eso nadie faltó a aquella cita urgente, casi improvisada del 29 de septiembre de 1996. Era la primera vez que estarías en la Plaza Comandante Ernesto Guevara, de esta ciudad del centro de Cuba. Tengo en mi mente el ajetreo de aquella madrugada en que nos avisábamos que hablaría junto al Che, en aquella ocasión era perceptible ver en usted el regocijo y la satisfacción por estar con este pueblo. En cambio le vi conmovido años después cuando regresaba el Destacamento de Refuerzo, solo usted podía alentarnos en medio de aquella gama de sentimientos encontrados que fue tener de nuevo al Guerrillero Heroico entre nosotros cuando nos dijo una frase que estremeció a todos: “ No venimos a despedir al Che y sus heroicos compañeros, venimos a recibirlo”.
Seguimos haciendo historia con usted en los nuevos derroteros , en la lucha cotidiana, tal como aquellos momentos inolvidables en que inauguró las escuelas de Trabajadores Sociales e Instructores de Arte, el pedraplén Caibarién Cayo Santa María, visitó la Empresa de Utensilios Domésticos (INPUD), la Universidad Central , nuestros hospitales, el Grupo Teatro Escambray… y lo sentimos inmenso con la misma firmeza con que recibíamos de sus manos el estandarte que reconoce los esfuerzos de un año cada 26 de Julio .
Gracias Fidel por su indeclinable posición de principio, por su dialogo amplio y franco, por el intercambio permanente, por las convicciones que vienen desde el campanazo de la Demajagua que tuvieron ecos en Baraguá y Baire y sonaron luego en el Moncada anunciando el amanecer que llegó con el Granma…
Gracias por el Martí que lleva dentro, por el Bolívar que se revierte desde usted hacia toda Nuestra América, por el optimismo, por sus argumentos, por la práctica de la verdad y la unidad conquistada.
Gracias por ser el triunfador que ha hecho triunfar a un pueblo, por habernos enseñado que siempre usted estará en la primera línea para morir cumpliendo en defensa de su Patria.
Gracias Comandante por ser roble que cree en la victoria.
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