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Crecer con la Memoria

Encrucijada de amor y odio

 La decisión absurda de mantener a René González en Miami durante tres años con libertad supervisada solo se explica por el odio desmedido de la mafia anticubana hacia el pueblo de Cuba

El odio nunca puede terminar el odio; únicamente el amor puede hacerlo.

Martin Luther King

Por Lourdes Rey Veitia

La decisión absurda de mantener a René González en Miami durante tres años con libertad supervisada solo se explica por el odio desmedido de la mafia anticubana hacia el pueblo de Cuba. El odio aprovecha todas las ocasiones para perjudicar a los demás y eso ha sucedido en este caso, constantemente han aparecido barreras de todo tipo que han impedido hacer justicia. Ese resentimiento enfermizo hacia nuestros Cinco hermanos y hacia la Isla tiene también una particularidad: no es un odio oculto sino descubierto y lleva más de cinco décadas de injusticias, provocando muertes, enlutando familias… El odio es la venganza de los cobardes que están intimidados. Para la camarilla contrarrevolucionaria de Miami ese sentimiento de profunda antipatía, aversión, enemistad y repulsión se expresa por impotencia y rencores, porque no perdonan que Cuba siga intacta y que existan hombres extraordinarios que lo dan todo por un ideal. René, Ramón, Fernando, Gerardo y Antonio, no nacieron para compartir el odio. El amor que han demostrado conservar durante estos duros años de prisión los ha vuelto seres humanos de corazones gigantes. El amor les ha llegado desde todas partes del mundo: la solidaridad internacional los han apoyado incondicionalmente, hombres de bien han exigido su libertad, intelectuales reconocidos han intercedido por ellos, a su lado ha estado Cuba indeclinable, enérgica, como ellos mismos. Haber acumulado amor ha sido una suerte inmensa para salvarse y salir intactos de esta monstruosa encrucijada, han sobrevivido por el amor y el abrazo amigo que ha llegado cuando más lo necesitan desde el lugar más insospechado y que ha hecho estremecer los odios ajenos, porque reconfortar el alma. Hoy cuando Irmita, Ivette, el padre y el hermano Roberto abracen a René, en ese apretón que quiere Cuba toda darle a su Héroe, crecerá el amor mientras el odio temblará ante la absurda decisión de mantener entre asesinos a un hombre integro que ha estado prisionero del Imperio durante trece injustos años por combatir el terrorismo.

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