Vestirse de ciencia
Por Lourdes Rey Veitia
Buscar soluciones a los problemas de la sociedad cubana ha sido la peculiaridad de la ciencia villaclareña, es significativo que de los 56 resultados seleccionados a potenciar durante el 2011, 54 están en proceso de generalización, dato que habla del porqué este territorio fue el más destacado en esta actividad en el país, durante este período.
A partir del 2008 fueron seleccionados para ser incorporados a la economía un conjunto de resultados científicos como las temáticas energéticas, la producción de materiales de la construcción, otras sobre medio ambiente así como las relacionadas con el envejecimiento poblacional y ensayos clínicos en cáncer. Además se emprendieron estudios en las Ciencias Sociales y Humanísticas sobre desarrollo local comunitario y la enseñanza del marxismo y la historia, pero la prioridad se centró en la producción de alimentos.
En esta última esfera puede mencionarse que de los 77 resultados científicos obtenidos por los centros de investigación, 76 se encuentran en proceso de aplicación y 72 de ellos generalizados.
El Polo Científico de la provincia dirigido por el CITMA cuenta con un grupo de alimentos, el cual lo integran varias instituciones y productores con prioridades de trabajo. En él es sobresaliente la labor del Instituto Nacional de Viandas Tropicales (INIVIT) con la extensión de más de 26 variedades en la empresa agropecuaria Valle del Yabú, lo que dio como resultado una alta producción de viandas y el mejoramiento de las semillas.
A su vez, la tecnología desarrollada por el Instituto de Biotecnología de las Plantas (IBP) de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas (UCLV) de la semilla nacional de papa se aplica por tercer año en la provincia y se prepara la propuesta del programa nacional. La Estación Experimental del Café ha multiplicando los híbridos de este cultivo y mejorando otros e incorporado un número importante de posturas a la producción. Específicamente en la caña de azúcar se presenta el esquema de desarrollo técnico-económico para el incremento de la producción de caña a partir del aumento del rendimiento por hectáreas en cuatro años.
La ciencia llega al campo
“La ciencia llegó al campo”, me dijo un productor de Cifuentes hace varios años cuando obtenía por primera vez garbanzo en sus tierras. “Eso se debe a los “profe” de la universidad”, continuaba afirmando.
Aquel campesino se refería a los miembros del Centro de Investigaciones Agropecuarias (CIAP), de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UCLV, los que han socializado sus resultados científicos a partir de varios proyectos de investigación y extensión, destacándose el Programa de Innovación Agropecuaria Local (PIAL) que por si solo ha llevado su actividad innovadora y de extensionismo a más de 2000 campesinos del territorio villaclareño.
“Hace 8 años el garbanzo era casi desconocido como cultivo en el territorio, iniciamos su producción en Cifuentes luego de varios estudios de variedades, características de los suelos y la tecnología a utilizar. Consideramos que era factible introducirlo en pequeños productores y después ampliarnos, actualmente se siembra en todos los municipios”, rememora el doctor en ciencias Miguel Rodríguez Orozco, director del centro.
Este no es el único resultado que el CIAP ha llevado al campo. Se destaca el rescate de variedades locales de semillas de frijoles y la introducción de otras nuevas de forma tal que se pueden establecer estrategias para producirlo en diferentes épocas del año, incluyendo los llamado caupí para la época de verano, también la conservación de granos usando métodos que sustituyen productos químicos, fundamentalmente de las plagas de almacén, así como el mejoramiento genético de otros, tanto proteicos como oleaginosos, destacándose el sorgo, el millo, el girasol, la soya, el maíz, el trigo, el maní, cuentan con paquetes tecnológicos que contemplan el uso de biofertilizantes en la producción de granos, el manejo integrado de plagas y enfermedades y el mejoramiento de la fertilidad de estos suelos.
“Una de las principales dificultades que enfrenta Cuba para la producción de frijoles es la presencia de hongos fitopatógenos en los suelos”, explica la doctora en ciencias Yaquelín Nerey Orozco, joven investigadora del colectivo, quien hizo un estudio de esta problemática llegando a caracterizar algunas de estas cepas hasta el nivel molecular, lo que puede ayudar a conocerlas mejor y cómo enfrentarlas, creando condiciones para mejorar los rendimientos del grano.
En la rama pecuaria el CIAP obtiene también resultados halagüeños. Uno de ellos es la creación de biopreparados, a partir de varias cepas de microorganismos que sustituyen antibióticos en la formulación de concentrados, los que tienen como efecto la disminución de la mortalidad en cerdos pequeños, erradicar en gran medida las diarreas en ellos y se logra aumentar la ganancia de peso de estos animales. Dichos biopreparados se proyectan ampliar al país con la colaboración de LABIOFAM.
También se han capacitado los productores para el uso de alternativas locales en la alimentación animal entre ellos se destacan la introducción del uso de plantas forrajeras con altos valores proteicos para la alimentación animal, el yogurt de yuca y boniato, el sorgo, la soya y otros granos, de esta forma se deja utilizar un por ciento importante de concentrados importados, resultado materializado en 653 convenios porcinos del territorio.
“Se ha enseñado a formular piensos criollos a partir de los alimentos que producen las familias en sus fincas, también hemos empleado la asociación de gramíneas y leguminosas en los sistemas de producción de carne y leche así como el mejoramiento nutricional de los granos y forrajes integrales combinados a través del ensilaje y la conservación de estos alimentos para el período seco”, explicó el doctor Raciel Lima.
El sorgo…
El sorgo es el principal grano que ha estudiado el colectivo y las investigaciones al respecto lo distinguen a nivel nacional. Las siete variedades de semillas que se han generalizado en el país son originarias del CIAP, el pasado año se produjeron 5 mil 800 toneladas en toda la Isla, las que se destinan fundamentalmente a la producción de alimento animal, pero durante este año se abrió también un nuevo camino: su uso en la alimentación humana, específicamente para niños celíacos, enfermedad que limita de por vida a quien la padece a ingerir alimentos que contengan trigo.
En Villa Clara unos 40 niños presentan este padecimiento, ellos por primera vez comieron kake, mantecados, galletas y panes al ponerse en práctica la investigación del doctor Orlando Saucedo, uno de los profesores del CIAP.
Saucedo es un hombre altruista que se dedicó a investigar las opciones que tenía el sorgo para lograr y cultivar una variedad capaz de ser ingerida por los humanos y hacer de ella harina. Según cuenta inició la investigación por curiosidad y casualidad, aunque sus compañeros aseguran que lo cierto es que le dedicó muchas horas de desvelos, análisis de laboratorios hasta encontrar, entre las 200 variedades de sorgo, una apta para los humanos, establecer su agrotecnia, producir la semilla originaria y distribuirla luego a los productores.
“Cuando vi a aquellos niños saboreando aquellas golosinas, algo que nunca en sus vidas habían comido, me di cuenta de la importancia de lo obtenido, porque la felicidad de ellos no tiene precio”, confiesa orgulloso.
Actualmente cada niño celiático villaclareño recibe mensualmente 60 panes, 60 galletas y 60 mantecados además de harina para que la familia le elabore sus propios alimentos.
La ciencia villaclareña se empeña por resolver los problemas fundamentales de la economía y la sociedad cubana, el Centro de Investigaciones Agropecuarias de la UCLV ha dado muestras de ese camino cierto, sus homólogos como el IBP; el INIVIT entre otros tienen rumbos similares en pos continuar desarrollando un país que se viste de ciencia.
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