Aquel amor de estudiante del Che
Tu amor tuvo la suavidad
de un pétalo de rosa.
Nicolás Guillén
Una tierna y simple flor cerró una historia inconclusa. Trajo consigo a Santa Clara el recuerdo de cuarenta y siete años atrás. Llegó desde Argentina en octubre de 1997 por intermedio de Lilia Chávez habían pasado solo algunos días del regreso de los restos del Che a esta ciudad.
“Frente al nicho de Guevara aquella mujer estuvo mucho tiempo que el que habitualmente esta cualquier visitante, parecía que hablaba de forma familiar con él, así recuerda Leticia Felipe, quien fue subdirectora del Memorial la estancia de Lilia.
“Ella lloraba con un sentimiento especial, en su rostro la expresión de desconsuelo era más evidente que el de cualquier otra persona. Era una señora de más de cincuenta años, sus manos temblaban. Me le acerqué para brindarle ayuda, dice Leticia, y fue cuando me dice, yo soy amiga de alguien que lo quiso mucho, ella no pudo venir por razones de salud, quisiera que esta flor se cuidara con mucho cariño, se la envía Chichina Ferreira, ¿Le dice algo ese nombre?
Ernesto y Chichina
Aquel amor fue lámpara
encendida que nuestras
mutuas nieves calentaron
Nicolás Guillén
La relación entre María del carmen Ferreira y Ernesto Guevara de la serna fue un amor sincero, de esos que se gestan en la juventud, que quedan como añoranza, savia y placer para fundar futuros amores y multiplicar sentimientos profundos.
Se conocían desde niños aunque dejaron de verse por varios años. El reencuentro ocurre en octubre de 1950 en una boda familiar. Ella tenía dieciséis años, era hija de una de las familias más antiguas y adineradas de Córdoba. Se le describe como una muchacha de pelo castaño, tez blanca y tersa , labios gruesos , inteligente e imaginativa. Ernesto estudiaba el cuarto curso de la Facultad de Medicina , tenía 22 años.
Según la propia Chichina la atracción fue recíproca, le fascinaba el físico obstinado y el carácter juguetón de él, Su desaliño le hacía reír y al mismo tiempo le causaba un poco de vergüenza. Así lo ha recordado, despreocupado por la ropa de moda, con zapatos anticuados y pantalones anchos sin tener en cuenta ninguna opinión.
Esas actitudes aparentemente excéntricas del joven y la firmeza de sus convicciones pronto molestaron a los padres de la muchacha quienes a pesar de no estar de acuerdo con la relación lo respetaban por su inteligencia y se le escuchaba cuando hablaba de literatura, filosofía. El clímax se puso tenso cuando Ernesto habló de matrimonio y de una luna de miel por Sudamérica en una casa rodante, luego se agudizó cuando en una cena conversaban a cerca de un personaje al que el Che caracterizó como un politiquero más. Se dice que el padre de chichina se retiró de la mesa manifestando Esto no lo puedo tolerar y cuentan que el Che se comió un limón a mordiscos con cáscara y todo.
Continuaron saliendo pero en secreto. La madre hizo hasta una promesa para impedir el noviazgo. Al terminar el curso en diciembre de 1950 Ernesto logra conseguir trabajo en un barco petrolero y viajó a varias regiones en una travesía de seis meses que se extendió de febrero a junio de 1951 pero siempre tuvo presente a Chichina.
Su hermana celia contó que inmediatamente que llagaba a puerto llamaba averiguando si tenía carta de la novia “Me pedía que corriera al muelle a llevarle las cartas, yo lo hacía una vez el barco estaba a punto de saltar yo corrí con la carta en la mano pero cuando llegué el barco se alejaba y el estaba allí mirando, me vio agitando la carta”
Rompiendo último lazo
Yo retorné a mi hastío.
Nuevamente la desesperación
nubló mi frente y dilató mis ojos
el espanto
Nicolás Guillén
Alberto Granados, el amigo del Che, ha declarado que el 4 de enero de 1952 visitaron a Chichina. Ernesto quería despedirse de ella antes de realizar el viaje por Sudamérica, le llevaba un regalo; un perrito al que le habían puesto por nombre Come Bach. El pensaba que si ella aceptaba, la mascota serviría de símbolo de los lazos de la unión.
Ernesto estaba enamorado, ha confesado Granados.
El Che buscaba la promesa de que lo esperaran pero no la obtuvo aunque Chichina acepto quedarse con Come Bach.
El catorce de enero de 1952 partieron los dos amigos en su histórico viaje Más tarde el Che recibiría una carta que mucho releyó, era la terminación de aquel idilio, en sus notas de viaje puede leerse:
Rompiendo ultimo lazo
En la penumbra que nos rodea figuras fantasmagóricas giraban a mi alrededor, pero ella no podía venir. Debía pelear por ella , era mía, mía, mía…. Dormí.
Cuando Ernesto volvió, nueve meses después, ella estaba comprometida.
La Flor
Ante el lejano amor sufro y suspiro
rezo por el y me deshago en
llantos
Nicolás Guillén
Es un simple botón de rosa roja artificial que parece cortada al amanecer. La flor hizo el viaje de Argentina a Cuba por la fuerza del recuerdo de aquel amor juvenil, recorrió al fin el camino que cuarenta y siete años atrás rechazó la muchacha. La historia demostró que no fue a Chichina la mujer que más amó el Che, ni que fue a él a quien más amo ella, pero si que aquel fue un amor sincero y transparente que tuvo la suavidad de un pétalo de rosa.
La flor de Chichina está guardada entre muchos de los objetos que los visitantes dejan como tributos íntimos y personales al guerrillero. Esta flor tiene la particularidad de alimentar otros amores jóvenes, vitales y profundos que esperan el momento para hacerse eternos.
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