Canciones y bailes para el recuerdo y la alegría
Canciones y bailes para el recuerdo y la alegría
Por Lourdes Rey Veitia
Mi casa todas las tardes es un ajetreo, creo que como cualquier hogar donde vive un adolescente, muy a mi pesar, la música quizás siempre está más alta de lo que debe, el reguetón de moda es lo que más se escucha y junto a mi hija un grupo de sus amigos hacen de las suyas.
Pero ayer se cantaban canciones patrióticas. Yo no sabía el porqué de esa nueva motivación, no lo pregunté de inmediato solo aproveché, saqué mis discos de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, y pude incluirme en la “descarguita” que improvisaron porque también se aprendía a bailar casino y ahí si que fui entonces la maestra del grupo.
Sencillamente hoy en cada colectivo pioneril cubano se le cantará a la Patria y se inspiran en la canción Cuba que linda es Cuba, hermosa idea que renueva los más puros sentimientos. Para los próximos días se competirá bailando casino en cada aula, una juvenil, sana y autentica manera de hacer sentir lo cubano.
Aquellos adolescentes estaban inspirados, felices, bailaban , inventaban pasos en la coreografía y cantaban. Escuchaban temas antológicos como Yolanda, El breve espacio en que no estás, y terminaron entonando Cuba Va.
Por sus gargantas las canciones salían fuertes y los vi emocionarse tanto como yo hace casi treinta años en que escuché por primera vez esos temas que para nada son viejos, porque el arte cuando es legítimo y expresa los más trascendentales sentimientos, perdura.
Así ya en confianza les dije que yo también había sido pionera. No me lo creían. Para probarlo busqué entre mis más íntimos recuerdos. Los compartí con ellos. Casi amarillenta estaba una pañoleta azul y blanca que olía a años y una boina roja, saqué las fotos con aquellos uniformes pasados de modas hoy donde entonábamos yo y mis amigos, también canciones y recitábamos el Che Comandante de Nicolás Guillen o aquellos preciosos versos de Nemecia, del Indio Naborí.
Hablamos entonces de historia. Yo me sentí testigo y protagonista del acontecer de la Organización de Pioneros y de la Unión de Jóvenes Comunista (UJC). Se conversó de estos años de compromiso con un devenir que se inició siglos atrás y que es el mismo porque tiene raíces en la independencia, la soberanía y la libertad de un pueblo que no claudica.
No hubo, como dicen ellos teques, pero recordamos a quienes lo dan todo por un ideal, al espíritu romántico del joven que fue Ignacio Agramonte, al José Martí que amó la belleza y las mujeres como cualquier hombre, pero que lo que más quiso fue a su hijo, y la Revolución que organizó, conversamos de José Antonio Echeverría, de Mella, busque entonces el libro Cien horas con Fidel y leímos desenfadados la parte adolescente del comandante y Raúl.
Conté más, de otros jóvenes casi desconocidos que estuvieron en Angola y Etiopía como el abuelo de Lily y como también hoy el padre de Brían lo hace en Venezuela, dos de los que bailaban y cantaban.
Se evocó entre frases, que fueron sinceras, lo injusto de tener prisioneros a cinco hombres cubanos en las cárceles del imperio y se llegó a la conclusión de que ellos están allí para hacer perdurables los días de canciones en Cuba.
Esos adolescentes estaban felices, espero que hoy alguno de ellos esté entre los que mejor cante o que la rueda de casino tenga algún reconocimiento, de no ser así de todas formas valió la jornada de ayer porque renovó la historia desde el presente con la alegría del recuerdo
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