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Crecer con la Memoria

Por la energía renovable y la eficiencia energética

 La mayor parte de la energía fósil y renovable se usa irracionalmente.

Por Lourdes Rey Veitia

Lo ideal sería que la humanidad pudiera realizar todos sus procesos a partir de la energía renovable (ER), como también elevar la eficiencia energética en cada uno de ellos. Cuando se habla de las ER, muchos especialistas absolutizan la aplicación de estas a expensas del uso de las fósiles. Lo correcto fuera aplicarlas racionalmente tanto unas como otras (mediante la elevación de la eficiencia energética) para llegar a la sostenibilidad. ¿De qué nos valdría emplear ineficientemente las renovables? Ellas se obtienen de fuentes naturales virtualmente inagotables, tienen como principales contribuyentes el Sol, los vientos, olas, mares, océanos y ríos. Aprovecharlas no es expresión de subdesarrollo, se ha demostrado que reemplazan las tradicionales con alta eficiencia por lo que es imprescindible potenciarlas a fin de ahorrar combustible, mitigar los efectos del cambio climático y proteger el medio ambiente. Tampoco es una mera clasificación nombrar a unas fuentes tradicionales y a otras renovables, ello representa un cambio que necesariamente tendrá que producirse durante este siglo hacia las segundas. Cerca de un 80% de las necesidades de la energía en sociedades occidentales se centran en torno a la industria, la calefacción, la climatización y el transporte. Sin embargo, la mayoría de las aplicaciones de las renovables, a gran escala, está destinada a la producción de electricidad. La ER pudiera reducir el consumo de la convencional a gran escala, con la consiguiente disminución de quema de combustibles fósiles y deterioro ambiental. A pesar de estas verdades la humanidad está adaptada a vivir con energía, principalmente fósil, y le es difícil cambiar de la noche a la mañana para las ER. Tampoco las primeras se han de acabar rápidamente, por lo que la transformación tiene que ser gradual y progresiva. Creo entonces que durante mucho tiempo tendrán que coexistir las fuentes fósiles con las renovables, pero si queremos que sobreviva el planeta tendremos que proponernos una racionalidad conciente de los recursos que la sociedad requiere. Es cierto que el mundo tiene que apostar por las energías renovables, en primer lugar porque las no renovables se acabarán tarde o temprano. Además, el uso irracional de los combustibles fósiles, almacenados bajo tierra por millones de años, sacados en pocas décadas a la atmósfera (y los suelos y las aguas), acaba sus capacidades. Como se conoce, la mayor parte de la energía fósil y renovable se derrocha, utilizando más de la que se necesita para lo que es imprescindible y gastándola innecesariamente en lo que no necesitamos. La eficiencia energética consiste en hacer más con los mismos recursos energéticos primarios o en hacer lo mismo con menos. El potencial inexplotado de la eficiencia energética puede significar a nivel mundial una disminución digamos de un 30% de la energía fósil que hoy se consume, para obtener los mismos bienes que hoy se logran. Y como lo que actualmente se produce pudiera ser como un 20% innecesario debido al despilfarro promovido por la sociedad de consumo, con esa menor cantidad de energía fósil se podrían conseguir muchísimos más bienes de consumo y servicios necesarios para la humanidad, según ha comentado el doctor Pablo Roque Díaz, profesor del Centro de Estudios de Termoenergética y Tecnologías Ambientales, del Universidad Central de Las Villas., Cuba. Teniendo en cuenta el criterio de este especialista las posibilidades de la eficiencia energética, son equivalentes a una fuente de ER mucho mayor que cualquiera de las otras y que todas ellas juntas, puede alargarse el plazo en el cual las energías fósiles pasen a ser tan escasas que ya no resulte lógico explotarlas. Por lo tanto una manera racional de encarar el futuro es desarrollar las tecnologías energéticas renovables hasta que lleguen a hacerse competiitivas por su costo, mientras a través de la elevación de la eficiencia energética podremos ir disminuyendo los índices de consumo reales de los procesos y servicios de la humanidad.

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