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Crecer con la Memoria

Che de los niños, pasaporte a la ternura

Che de los niños, pasaporte a la ternura

 Este Che con su paso viril y el niño en brazos representa la inocencia y la esperanza, el futuro

Por Lourdes Rey Veitia

Es una escultura tierna. Quizás una de las más hermosas que se ha realizado al Comandante Ernesto Guevara. Se le conoce como Che de los niños y es obra del artista vasco Casto Solano Marroyo. El nombre de la imagen se la dio espontáneamente el pueblo. Representa un Che joven, tamaño natural, con un niño pequeño en brazos en camino hacia el futuro. De manera constante la escultura atrae la atención de los que pasan y visitan el lugar, fundamentalmente infantes. Se encuentra ubicada en los jardines del edificio que ocupa la sede del Comité Provincial del Partido, en Villa Clara, donde radicó la comandancia de la Columna 8 Ciro Redondo, dirigida por Guevara, durante la Batalla de Santa Clara, en los días finales de 1958. La curiosidad infantil busca reconocerse en los símbolos que salpican esta estatua del Guerrillero. Unos se detienen ante la motocicleta, y recuerdan el viaje que realizó junto a Alberto Granado por Suramérica. Otros en el libro del bolsillo, conocen que el Che tuvo pasión por la lectura. Algunos se sorprenden al descubrir un tabaco en su mano derecha, también, como por sorpresa encuentran el emblema mundial de la medicina casi escondido entre los dobleces de su ropa y ven al médico que fue Guevara y que curó el dolor de América, lo saben guerrillero por las columnas de hombres que salen de su cinto. Una hamaca, alegoría de los días aventureros y certeros de la Sierra y la Selva, se entrelaza en su pelo. Una cabra en el hombro evoca aquello de que “se tira al monte”, para defender las verdades. En su espalda una alcancía es el lugar exacto para depositar sueños y en su pecho dos niños recorren los latidos de su corazón. Este Che con su paso viril y el niño en brazos representa la inocencia y la esperanza, el futuro, la energía renovada porque porta la libertad del mundo. Hasta aquí llegan coterráneos y extranjeros con flores, se le reza, se le pide consuelo, se le canta a las victorias, se le observa en silencio, se le tocar, pero sobre todo se le quiere.

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