INDIGNA ESPERAR LA JUSTICIA
Los ojos de Edith Rodríguez tiene la misma nostalgia y desconsuelo de hace treinta y un años atrás en que recibió la sorprendente y desconsoladora noticia de que su hermano Ángel Tomás, copiloto de la nave cubana - CUT1201- habían muerto, victimas del atentado terrorista que dirigió Posada, en las costas de Barbados.“Aún siento el mismo frío electrizante que te llega al corazón, te hace un nudo en la garganta, no te deja respirar. Ahora la herida sangra más porque no se hace justicia, apañan al asesino”, dice Edith Rodríguez, hermana de Tomás y rompe a llorar. “Yo cada vez que escucho la voz de mi hermano diciendo ¡Felo pégate al agua, pégate al agua ¡ No puedo dejar de pensar en ese instante de desespero y saber que quienes segaron sus vidas siguen impunes. El dolor me cala las entrañas y no encuentro sosiego ni consuelo a pesar de los años”.Esta mujer con su rostro sereno, donde se perciben emociones contenidas parece decir que ha sido una espera dilatada; “mi cuñada Marlén González Arias, aeromoza, también viajaba en esa nave, la recuerdo alegre, cariñosa, atenta tenían derecho a la vida. Eran demasiado jóvenes para morir. Se unieron en aquel vuelo para estar juntos, ellos querían hacer crecer el amor y les llevaron la muerte. Mataron un amor que pudo haber sido lindo y grande”. “Mi hermano me contó varias veces que corría peligro. Pero amaba su profesión y desafiaba los riesgos. El sabía que podía morir en cualquiera de esos actos inhumanos. La ausencia de mi hermano destruyó a mis padres, ellos envejecieron rápido. Tomás era un joven que amaba, vivía, trabajaba con esmero, sabía que lo que hacía era útil, defendía la Revolución. Dejaron sin aliento a todas las familias de quienes viajaban ese día, eso no tiene perdón, tienen que pagar”.Casi sin voz busca dentro de si fuerzas. Se reincorpora. Se le ve firme y denuncia. “El amo del Norte está tan comprometido con Posada que le tiene miedo que salga a la luz toda su complicidad, por eso han dejado impune este crimen y mantienen impotentes a familias y a un pueblo. Tomás y Wilfredo, tienen el respeto y el reconocimiento de todos los que siguen la obra y no desfallece, exigimos justicia por ellos y por los que siguen luchando, como nuestros cinco hermanos encarcelados por impedir hechos tan vandálicos como aquel”.
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