Laura: la pulguita de Plata

Por: Lourdes Rey Veitia
Todos en mi familia desde ayer tenemos una inmensa alegría, hemos hasta llorado; por eso quiero compartirla con mis lectores.
Cerca de las dos de la tarde mi sobrina más pequeña se coronó subcampeona nacional de Judo en la categoría 11-12 años -28 kilogramos- en los juegos escolares cubanos. Laura Idalmis Rey Méndez es su nombre y estudia en la escuela primaria Ramón Ruiz del Sol, de Santa Clara
Es una niña atrevida, ocurrente, como decimos los cubanos “una villalla” que tiene dentro una energía increíble. Cuando tenía nueve años clasificó en las competencias del municipio, luego en la provincial obtuvo primer lugar en la categoría 9-10- (22 kilogramos) no sobrepasa el metro de altura, es como decimos los cubanos una pulga, comparándola con el pequeñísimo insepto. Tengo la impresión que mi sobrina debe ser la yudoca más chiquita de Cuba. Pero en ella hay talento.
Laura es tan inquieta que siempre ha habido que tenerla en actividad, un día me la encontré dirigiendo el equipo de baloncesto de su escuela, por lo diminuta parecía más un bonsái que una jugadora oficial. Poco a poco ella misma se fue dando cuenta que en ese deporte -aunque tenía energía y resistencia- no tendría futuro. Pero como tiene estirpe de triunfadora no se amilanó siguió jugando hasta que un día - como parte del sistema del deporte masivo cubano- fue captada para el Judo, especialidad que actualmente practica. Laura encontró su camino.
Muchas veces la he visto dejar de comer helados y galleticas para mantener el peso, estar de vacaciones y a las cuatro de la tarde dejar el más concentrado juego de la computadora, tomar el kimono e ir hasta el campo sport. Eso a esa edad es voluntad férrea, algo admirable, esa es la madera de la que están hechos los campeones. Laura tiene derecho a triunfar.
Dice mi primo -Francisco Trueba , director técnico del equipo nacional de polo acuático femenino - que tiene un estilo particular, muy agresivo y la garra del vencedor.
Mi hermana y otra parte de la familia que vive en Sancti Spiritus donde fue la competencia presenciaron las pelas, corroboran que se entrega a fondo, sin miedo, con fervor y que ayer cualquier cosa podría haber pasado porque las contrincantes le superaban en tamaño. Confieso que nunca he tenido el valor de verla competir, pero -conociéndola como la conozco- se que no se deja vencer, que es de las que lucha hasta el final.
Su padre - mi hermano Jorge- fue así, aun se conservan periódicos de varias ocasiones en que resultó el jugador más útil del campeonato nacional de Polo Acuático formando parte del equipo provincial de la entonces provincia de Las Villas y aun su cuarto se adorna con las medallas de aquellas competencias.
Hoy su papá cumple misión en la República de Venezuela como ingeniero. Cuando abrí el correo para darle la buena noticia tenía once suyos preguntándome el resultado, y desde allá - en la cuenca del Orinoco- sentí la alegría y el orgullo. Yo se que mi hermano también lloraba de satisfacción.
Laura estudiará el próximo año en la Escuela de Iniciación Deportiva de la provincia y aunque le queda mucho camino preñado de sacrificios y barreras por saltar auguro que siendo como es - que no se deja vencer, que ha demostrado voluntad, disciplina y garra-un día podrá ser una de esas inmensas mujeres que son pupilas del profesor Veitia y que ascenderá hasta la gloria en los mayores podios mundo Así la soné anoche recibiendo el oro olímpico y la veía llorando también con sus ojos inmensos… Desperté y escribí estas líneas que tienen más de emoción que de razón. Fue simplemente un sueño que pudiera ser real.
Ese día volveremos a llorar todos en la casa y será doble el orgullo cuando escuchemos el himno nacional y veamos izar hasta lo más alto la enseña patria… Queda mucho camino Laurita, pero la semilla está sembrada y el talento está germinado. Por ahora felicidades.
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